Camilo Cifuentes, el influencer que Colombia ama: joven de Manizales conquista al país

Foto • Captura de Instagram 

En redes sociales ha surgido una figura anónima que ha cautivado a miles de colombianos con su generosidad. Se trata de un joven identificado como Camilo Cifuentes, quien recorre las calles de Manizales comprando grandes cantidades de alimentos a vendedores ambulantes para luego repartirlos entre habitantes en situación de calle.

Siempre grabando en primera persona y sin mostrar su rostro, este joven ha conquistado el corazón del país con su trato amable y cálido. Frases como "Yo afán no tengo", "Yo le traje vasitos" y "Mi niño, coma arepita" se han vuelto virales, convirtiéndolo en lo que muchos llaman "el influencer al que está amando Colombia". Más allá del impacto en redes, su mensaje trasciende: ayudar no necesita cámaras, solo corazón.

Aunque se conoce poco sobre su identidad, su impacto es innegable. Sus videos en Instagram y Facebook han alcanzado hasta 4 millones de reproducciones, generando una ola de comentarios positivos. "Esto sí es un influencer, de grande quiero ser como vos", expresó un seguidor en redes. No es solo la ayuda lo que conmueve, sino la forma en que lo hace: con paciencia, con cariño y con una humildad que en tiempos de indiferencia se siente como un soplo de esperanza.

En sus videos, Camilo no solo entrega comida, sino que se toma el tiempo de conversar con quienes la reciben. Les habla con cariño, respecto y dignidad.

Su impacto también alcanza a los vendedores ambulantes, quienes encuentran en él no solo un cliente generoso, sino un apoyo que les ayuda a aliviar un poco la carga de su día a día. Con cada compra, Camilo les deja más que dinero: les deja gratitud y reconocimiento, algo que, en medio de la prisa cotidiana, a menudo se olvida.

En su biografía de Instagram, Camilo Cifuentes deja claro su propósito: "Tenemos un sueño, cambiar la vida de miles de personas". Y quizá no lo sabe, pero ya lo está logrando. No solo para quienes reciben su ayuda, sino para cada persona que lo ve y encuentra en su ejemplo una razón para creer que aún hay bondad en el mundo. Tal vez la mayor enseñanza que deja Camilo no es solo dar, sino recordar que un gesto sincero, por pequeño que parezca, puede cambiarle el día a alguien. A veces, la diferencia entre la indiferencia y la esperanza está en un simple "mi niño, coma arepita".

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