La ciudad de Manizales, en el corazón del Eje Cafetero, cuenta con una historia profundamente ligada a la tauromaquia, iniciada en 1897 con la construcción del Circo El Guayabo, donde hoy se encuentra la Iglesia de la Inmaculada. Allí, el torero español Antonio Pineda (Tornero) fue el primero en presentarse, acompañado por banderilleros como el Madrileño y José María López Pastrana, en lo que fue el inicio de una tradición que marcó la identidad de la ciudad.
Con el tiempo, se levantaron más plazas de toros. En 1902, se habilitó una en la esquina de la carrera 11 con calle 16, donde actuaron Miguel Vásquez Vocacio y Quinito. Ese mismo año, se construyó otra en un solar de la actual carrera 23, conocida como la de Agustín Ortiz. Allí, además de otros toreros, destacó la presentación de Laura Sabattinni, la primera mujer que pisó un ruedo en Manizales.
En 1908, el Circo Mazantini, construido por Teodomiro Toro, se convirtió en un espacio que albergó a figuras internacionales como el venezolano Luis Rodríguez "El Piedra" y el francés Mario Montegu. El fervor por estas actividades alcanzó su pico en 1909, cuando se construyeron cinco plazas en distintos puntos de la ciudad. En el Circo Montegranario, levantado por los hermanos Villegas, y en el Circo Eladio, de Eladio Hernández, se presentaron nombres como Rafael Jiménez "Ostioncito" y Victor San Pedro "Mellaito". Además, el Circo Colombia fue escenario de episodios destacados, como la lesión del torero manizaleño Tumbre.
En 1951, la historia taurina de Manizales alcanzó su culminación con la inauguración de la Monumental Plaza de Toros, que reemplazó a las anteriores y se consolidó como el espacio principal para esta actividad en la ciudad.
En 1910, Aristides Amaya impulsó la construcción de la novena plaza en terrenos de Alejandro Gutiérrez. En ella, Manuel Mejías Bienvenida, junto a un elenco de banderilleros, dejó su marca. Más tarde, en 1925, se inauguraron las Arenas de Triana, ubicadas frente al Instituto Universitario, mientras que en 1931, el Circo Lucy vivió uno de los momentos más representativos de la época con la lidia del primer toro de casta de Mondoñedo, en manos del mexicano Juan Silveti. Ese mismo año, la Plaza El Soldado acogió a figuras internacionales como los hermanos Dominguín y Conchita Cintrón.
En 1951, la historia taurina de Manizales alcanzó su culminación con la inauguración de la Monumental Plaza de Toros, que reemplazó a las anteriores y se consolidó como el espacio principal para esta actividad en la ciudad. Allí se llevaron a cabo eventos destacados que consolidaron la relación entre la ciudad y las corridas de toros, una práctica profundamente arraigada en su historia y cultura.