No es acertado decir que la plaza de Bolívar de Aranzazu constituye un atractivo turístico dado que no posee elemento diferenciador alguno. Las plazas de todos los municipios de Caldas tienen la misma esencia; además, el diseño de nuestra plaza es insulsa y no posee el necesario ambiente clásico con que si cuenta la de nuestros vecinos: Salamina y Neira. Es un digno centro, pero nunca un atractivo turístico.
Otro yerro insalvable es el que aparece en el apartado de atractivos naturales: Le cambiaron el nombre a la reserva forestal Doña Ana y la mencionaron como La Carolina. La reserva en mención está ubicada justo al frente del que se conoce como el Polideportivo y fue propiedad de Anacleta Giraldo Botero, nacida en Marinilla (Antioquia) en 1825 y residente de Aranzazu después de su fundación. Giraldo estaba Casada con Juan Nepomuceno Ramírez, primer alcalde de Aranzazu. La mujer, que gozaba de importantes recursos económicos, dejó de ser dueña de la heredad para que fuera después CRAMSA (Corporación Regional Manizales, Salamina Aranzazu), hoy Corpocaldas, la que convirtiera los predios en reserva.
El que si se llama La Carolina es un vivero que está ubicado en una saliente de la vía Variante que comunica al casco urbano con Buena Vista Santacruz y Santa Teresita, justo antes de llegar al sector conocido como La Milagrosa, pero esto no hace que el nombre de la reserva sea el mismo.
Justo en la entrada a los predios que componen la reserva se encuentra una inscripción que fue instalada en el marco de un proyecto de señalización turística liderado por el Ministerio de Comercio Industria y Turismo y FONTUR en la que se describen las funciones e importancia del área de conservación, además del nombre.
Cabe considerar que la reserva Doña Ana es importante en la conservación de fuentes hídricas y de algunas especies de aves. De la misma forma es un lugar privilegiado para la formación académica en materia de conservación de recursos naturales no renovables.
