Conozcamos nuestro pueblo: nuestros aborígenes


NUESTROS ABORÍGENES


Toda la información de este articulo
es tomada del libro “Aranzazu: su historia
 y sus valores”, del cual soy autor

Para conocer mejor nuestro pueblo es necesario saber quiénes fueron los primeros pobladores, qué costumbres tenían, cómo era su forma de vida. Aquí hablaremos sobre ellos. Antes de la conquista, los terrenos del norte del departamento fueron habitados por cinco tribus: Carrapas, Picaras, Pozos,  Paucuras y Armados. Según el cronista Cieza de León, los Carrapas habitaron la zona comprendida entre Manizales y Filadelfia, los Picaras entre Aranzazu y Salamina, los Pozos entre Salamina y Pácora, los Paucuras entre Pácora y Aguadas, y los Armados entre esta última y el corregimiento de Arma, extendiéndose casi hasta Sonsón. Cada tribu tenía su zona de influencia, y ninguna permitía que otra tribu llegara hasta sus terrenos. Las cinco tenían vocación agrícola.

Los miembros de estas tribus se dedicaban casi con exclusividad al cultivo del maíz, de donde sacaban su sustento. Este producto lo utilizaban en la preparación de arepas, bollos, tamales y mazamorra. Además, en la preparación de la chicha, que era su bebida preferida. También cultivaban frutas, plátano, papa, yuca y frijoles. Tenían, pues, una dieta alimenticia bien balanceada, que les permitía conservarse saludables, con buen aspecto físico, sin padecer enfermedades. Sus alimentos los preparaban en vasijas de barro que ellos mismos fabricaban. Según Ricardo de los Ríos Tobón, en su libro “Historia del Gran Caldas”, “los cultivos los realizaron mediante surcos verticales, desde la parte alta, donde estaba la choza, hasta la hondonada”.

Estas tribus complementaban su alimentación con la caza de animales salvajes, además de ejercer la pesca. Algunas practicaban la antropofagia. Sin embargo, el médico Francisco Javier López sostiene en su libro “El alma paisa” que no eran antropófagos. También conservaban colmenas en los huecos de los troncos de los yarumos que en ese tiempo poblaban las cañadas caldenses. Según el historiador Ernesto Restrepo Tirado, los Carrapas y los Picaras tenían como sus principales Caciques a Chanviricua, Chuscuruca, Sanguitama, Aupirama y Ancora. Los Pozos, por su parte, tenían como Caciques a Tirtirama y Pimaracua. Y los Paucuras a Pimaná. Aunque las cinco tribus tenían costumbres diferentes, las identificaba su preocupación por defender sus dominios.


Estas tribus fueron una mezcla de nativos con caribes. De allí surgieron algunas tribus violentas, como los Pozos y los Armados. Los Picaras, los Paucuras y los Carrapas, en cambio, eran tribus más pacíficas. Los Armados eran violentos. Los Picaras habitaron extensas zonas montañosas de Aranzazu y Filadelfia. Se dedicaron a la agricultura. Por temporadas, ejecutaban la orfebrería con el escaso oro que encontraban. Los Carrapas, de otro lado, explotaron la guadua. Los Picaras levantaban sus casas al estilo de bohíos, en lo alto de las laderas, en construcciones frágiles, hechas de este material. A los lados de las casas hacían plataformas de esterilla de guadua, para que sirvieran de defensa en caso de un ataque de otras tribus. Sus chozas eran sencillas, sin adornos.

Los Carrapas y los Picaras acostumbraban quemar sus ranchos cuando salían a combatir. Cada tribu tenía sus propias creencias religiosas. Unas rendían culto al sol mientras otras pensaban que el agua era el símbolo de la divinidad. Sus templos los construían en guadua, en forma de pirámide, con una escalera del mismo material en la mitad, que conducía a la parte alta de la edificación. Se vestían a la usanza indígena, con túnicas y mantas ceremoniales. Los caciques usaban coronas y pecheras, y en los brazos y piernas se ponian brazaletes con cascabeles. Las mujeres usaban pampanillas para cubrir parte de su cuerpo. Los Caciques se hacían conducir en hamacas adornadas de elementos autóctonos. Sus herramientas las hacían de piedra, que tallaban hasta darle forma de martillos y de hachas.

La existencia de estas tribus en el norte de lo que es hoy el departamento de Caldas se establece por las crónicas escritas por Cieza de León, un cronista de indias que acompañó a los conquistadores para dejar una memoria escrita de sus andanzas por estas tierras. En ellas relata las experiencias del Mariscal Jorge Robledo en esta zona, después de haberse revelado contra Sebastián de Belalcázar. En efecto, el conquistador Robledo, que había fundado el municipio de Anserma el 15 de agosto de 1539, partió con cerca de cien hombres a caballo y mil indios a pie hacia el centro de Caldas el 8 de mayo de 1540. Entraron a este territorio por la parte baja del río Cauca, por los lados de Irra, en una travesía que les demoró cuatro días. Venían a enfrentarse a los Picaras.


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