Por: Juan Diego Aguirre H.
Cerca de su muerte, el destacadísimo abogado aranzacita César Montoya Ocampo le pidió a su entrañable amigo José Miguel Alzate, que le publicara un artículo en los principales medios del departamento justo después de que la parca tocara sus puertas. Lamentablemente, el artículo "Punto final", que dejó escrito antes de morir, fue publicado pocos días después. Montoya murió el 3 de mayo del 2019. Con este postulado, "Todo lo he hecho intensamente", el escritor da apertura a su nota. Quiero coincidir apuntando lo mismo: todo lo hemos hecho intensamente, pero con los mínimos asomos de corporatividad con que cuenta este portal informativo.
Era yo un remedo de periodista. Apenas había asistido a la universidad unos cuantos meses, y ya tenía el interés de crear un espacio propio de periodismo. No tardó la idea en dar frutos. Lo bauticé El Caldense con la modesta intención de rendir tributo a mi departamento, y con la pretención estratégica de convertirlo -a largo plazo- en un medio de lectura regional. Publiqué la primera noticia 22 de marzo del 2016. Para aquellas primeras publicaciones fungí como redactor y único lector; ni por azares del destino cibernético recibía una visita.
Por las complejidades del traslado a mi tierra natal busqué la ayuda desinteresada de un imberbe fotógrafo de Aranzazu, que hacía de reportero y de periodista gráfico. Con dos o tres líneas mal redactadas que me hacía llegar, me las arreglaba para publicar una noticia huntada de decencia; lo de decencia era una aspiración a la que no podía llegar. Mis escritos informativos eran inexpertos, descaradamente retóricos, mal verificados y que no llegaban a informar verdaderamente.
Por fortuna el mundo universitario había ayudado a retocar mi manera de escribir, no al nivel deseado pero, por lo menos el necesario para infundir el mínimo respeto a mis dos o tres despistados lectores.
Con profundo agradecimiento recuerdo que recibí la mano amiga de incontables entusiastas de la comunicación. Como no recordar a César López, que a pesar de no haber asistido a la facultad de periodismo era un adesado comunicador. Con el acompañamiento de su figura, casi paternal, logré imprimir mi primera revista, edición que logró arrancar las mejores críticas de la prensa regional. Allí logramos recoger las voces de los más destacados articulistas de la región: el mismo penalista César Montoya Ocampo, el escritor Pedro Felipe Hoyos Körbel, el escritor y periodista José Miguel Alzate, el experimentado fotógrafo Fabián Alzate, el destacado escritor local Rubén Darío Toro; por mencionar unos cuantos.
Hoy El Caldense no es el intento fallido que comenzó siendo; ha calado en el más profundo cariño de los norte caldenses. Es leído por importantes personajes de la vida pública. Es el medio de información favorito de miles ciudadanos, además el motivo de mi orgullo.
El futuro del medio no es tan incierto, suficientes cosas han pasado para pensar concluyentemente que mis objetivos se van a cumplir: más temprano que tarde El Caldense va a ser leído en todos los rincones del departamento de Caldas, no es una premonición, es un compromiso.
A la incontable cantidades de aranzacitas y caldense regados en todas las latitudes de la tierra ¡infinitas gratitudes!
![]() |
Primera edición impresa de la revista El Caldense | Foto | Mauricio Jaramillo H. |
Cerca de su muerte, el destacadísimo abogado aranzacita César Montoya Ocampo le pidió a su entrañable amigo José Miguel Alzate, que le publicara un artículo en los principales medios del departamento justo después de que la parca tocara sus puertas. Lamentablemente, el artículo "Punto final", que dejó escrito antes de morir, fue publicado pocos días después. Montoya murió el 3 de mayo del 2019. Con este postulado, "Todo lo he hecho intensamente", el escritor da apertura a su nota. Quiero coincidir apuntando lo mismo: todo lo hemos hecho intensamente, pero con los mínimos asomos de corporatividad con que cuenta este portal informativo.
Era yo un remedo de periodista. Apenas había asistido a la universidad unos cuantos meses, y ya tenía el interés de crear un espacio propio de periodismo. No tardó la idea en dar frutos. Lo bauticé El Caldense con la modesta intención de rendir tributo a mi departamento, y con la pretención estratégica de convertirlo -a largo plazo- en un medio de lectura regional. Publiqué la primera noticia 22 de marzo del 2016. Para aquellas primeras publicaciones fungí como redactor y único lector; ni por azares del destino cibernético recibía una visita.
Era un remedo de periodista, cuando apenas había asistido a la universidad unos cuantos meses y ya tenía el interés de forjar un espacio propio de periodismo. No tardó la idea en dar frutos.
Por las complejidades del traslado a mi tierra natal busqué la ayuda desinteresada de un imberbe fotógrafo de Aranzazu, que hacía de reportero y de periodista gráfico. Con dos o tres líneas mal redactadas que me hacía llegar, me las arreglaba para publicar una noticia huntada de decencia; lo de decencia era una aspiración a la que no podía llegar. Mis escritos informativos eran inexpertos, descaradamente retóricos, mal verificados y que no llegaban a informar verdaderamente.
Por fortuna el mundo universitario había ayudado a retocar mi manera de escribir, no al nivel deseado pero, por lo menos el necesario para infundir el mínimo respeto a mis dos o tres despistados lectores.
Con profundo agradecimiento recuerdo que recibí la mano amiga de incontables entusiastas de la comunicación. Como no recordar a César López, que a pesar de no haber asistido a la facultad de periodismo era un adesado comunicador. Con el acompañamiento de su figura, casi paternal, logré imprimir mi primera revista, edición que logró arrancar las mejores críticas de la prensa regional. Allí logramos recoger las voces de los más destacados articulistas de la región: el mismo penalista César Montoya Ocampo, el escritor Pedro Felipe Hoyos Körbel, el escritor y periodista José Miguel Alzate, el experimentado fotógrafo Fabián Alzate, el destacado escritor local Rubén Darío Toro; por mencionar unos cuantos.
Hoy El Caldense no es el intento fallido que comenzó siendo; ha calado en el más profundo cariño de los norte caldenses. Es leído por importantes personajes de la vida pública. Es el medio de información favorito de miles ciudadanos, además el motivo de mi orgullo.
El futuro del medio no es tan incierto, suficientes cosas han pasado para pensar concluyentemente que mis objetivos se van a cumplir: más temprano que tarde El Caldense va a ser leído en todos los rincones del departamento de Caldas, no es una premonición, es un compromiso.
A la incontable cantidades de aranzacitas y caldense regados en todas las latitudes de la tierra ¡infinitas gratitudes!