Una alcaldía llamada "Milagro"

Por: Eugenio Buitrago Marín
Foto (Montaje): Eugenio Buitrago Marín
Después de una ajetreada y calurosa campaña en pro de alcanzar la primera designación municipal en Aranzazu y teniendo en cuenta los pormenores de todo lo sucedido, es el momento de hacer un análisis concienzudo, responsable y sobre todo con respeto, dado que pueden herirse susceptibilidades, tanto para quienes salieron avantes, como para quienes paladearon el sinsabor de la derrota.

Y es que el título le viene bien a este apartado, dado que fue un milagro, que por Justicia Divina y la conciencia de todos los electores que le apostaron a un programa de gobierno serio, justo y alcanzable, se logró el objetivo de una candidatura denominada “Unidos por Aranzazu”. Además, se debe tener en cuenta todas las circunstancias sucedidas en campaña,  referencia ésta, al hecho en que por cualquier medio, método, forma, artimaña que se hubiese utilizado, es válido en la política, tal como en el amor, para alcanzar la primera nominación pública de este municipio sin importar qué crispada esté la conciencia del ser humano para lograr tal cometido.

Fue un acierto haberse presentado ante la opinión aranzacita a dos personas conocidas y con relevantes cualidades individuales, que daban garantía de honestidad, tenacidad en el trabajo, lucha incesante por sacar adelante este pequeño terruño con sus propuestas políticas de gobernanza para hacer de Aranzazu un municipio con mejores oportunidades en los diversos temas sociales que aquejan a propios y extraños. Ambos profesionales en sus diversos campos de desempeño laboral, universitarios y con especializaciones, es decir no eran cualquier persona del común. 

Otro aspecto a destacar en la pasada contienda política es el comportamiento que tuvo la población en general y que es meritorio decirlo, porque se realizó en plena calma y a la altura de un municipio que ha dado ejemplo de buena convivencia y respeto.

Los programas de gobierno de ambos candidatos estaban enfocados en la solución de algunos de los problemas más notables y sentidos por la comunidad; programas que pretendían ser lo más realizables posibles y que debían convencer al electorado para determinar con cuál de los dos se quedaría el pueblo. Los acompañamientos políticos estaban a la par de cada una de las propuestas, eso sí, con diferencias sustanciales de fondo más que de forma; es así, porque en el panorama político nacional, y como están dadas las cosas, existe mayor apoyo político por un candidato que por el otro, porque las fuerzas políticas de más relevancia en el país, estaban a favor del programa “Unidos por Aranzazu”, lo cual da mayores garantías al momento de desarrollar la propuesta de gobierno y con su proyecto bandera “un nuevo hospital” para la prestación de un mejor servicio de salud y con calidad, avalado por el gobierno nacional en cabeza del doctor Iván Duque y el senador Álvaro Uribe Vélez, expresado por éste último como un apoyo inobjetable.

Otro aspecto a destacar en la pasada contienda política es el comportamiento que tuvo la población en general y que es meritorio decirlo, porque se realizó en plena calma y a la altura de un municipio que ha dado ejemplo de buena convivencia y respeto. No obstante, y como todo no puede ser perfecto, florecieron nuevamente las ideas y acciones que desdibujaron el concepto de la ética y la moral de quienes a  nervio y  protervas, querían y necesitaban quedarse sembrados en el poder a sabiendas que al burgomaestre de turno no le había ido los suficientemente bien durante éstos cuatro años que casi termina. La ética comprende el estudio de la moral y de la conducta humana, especialmente en lo que respecta a los criterios que subyacen cuando se juzga como buena o como mala una acción. La moral por otro lado, estudia el comportamiento humano en cuanto al bien y el mal; ninguno de estos dos términos se tuvo en cuenta al momento de permitir con libertad y criterio, la elección del sufragante para votar por su candidato favorito.

El juego en lo político se entiende como la apuesta a ser vencedor y vencido con matices de transparencia, caballerosidad y gallardía, valores éstos ausentes en las sociedades modernas, pero las grandes apuestas con dinero y compra de votos, ratifica una vez más y en cada cuatrenio, que los vicios heredados de las viejas prácticas politiqueras, además de bochornosas, infames y vulgares, aún están presentes en la razón de los líderes populistas que han sumido a Aranzazu en un municipio atrasado y con escasas propuestas de progreso tanto social como económico. 

Se debe dar relevancia al hecho que la diferencia en votación de un candidato con respecto al otro no fue holgada, lo que indica que por derecho constitucional las personas ejercieron su participación democrática en éstas elecciones. El triunfo no fue relativo pero si decisivo, definido así por La Registraduría al entregar el certificado que acredita a Lisímaco Amador Cuesta como el candidato ganador en esta contienda electoral. Pullas, habladurías, insultos, frustraciones, llantos, son de un lado la manifestación de la impotencia y la derrota; por otro lado el silencio, el respeto, la dignidad y sobre todo la caballerosidad de quien se alzó con el triunfo, fueron muestras de que también el dolor ajeno nos hace humanos. 

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