Noya cultivó en la pequeña comarca una infinidad de amistades. Los aranzacitas le rodearon de calor y afecto.
Alberto Noya Sanmartín, chileno de nacimiento pero colombiano por su extendida residencia en el país, se hizo elemento del dominio público por su participación activa en algunos programas de televisión en los años 70's como payaso. Animalandia, creado y dirigido por Fernando Gonzales Pacheco, fue posiblemente la producción colombiana que lanzó con una fuerza descomunal a Noya a la fama nacional. Su niñez y juventud estuvo rodeada de público, elegantes recintos y, como el mismo afirma, el mal ejemplo de su padre.
El primer payasito de la televisión colombiana, apremiado por una fuerte y duradera amistad, puso sus pies sobre Aranzazu (Caldas). Gracias fiel asistencia de Gerardo Cardona, un pastor adventista nacido en Aranzazu, se desplazó a la población caldense después de salir de una lucha incansable, El Bronx de Bogotá: "El infierno sobre la tierra". Aranzazu se convirtió en un refugio para el artista, allí emprendió un camino espiritual y, dado esto, el cristianismo se convirtió en su esperanza y protección.
Noya cultivó en la pequeña comarca una infinidad de amistades. Los aranzacitas le rodearon de calor y afecto, las instituciones le brindaron un apoyo desinteresado y le abrieron sus puertas para darle continuidad a un proyecto social que ha sido ha convertido en su oficio durante los últimos años.
Hace breves meses, Alberto Noya comenzó a sentir algunas dolencias en su estómago, en un primer momento esas indisposiciones no generaron alarma, ni en él, ni en su familia. Tuerquita continuó con su vida normal, dejando de lado cualquier achaque.
Las dolencias se fueron incrementando gradualmente y con esto las preocupaciones. Parecía por momentos que el ocaso de Tuerquita estaba más cerca, y que la muerte al fin comenzaba a ganarle la batalla. Tuerquita retomó su residencia en Bogotá para escudar su salud en un tratamiento médico. Hasta estos días, el personaje público ha permanecido parte de sus sufridas horas en el Hospital del Tunal, y allí emprendió una lucha contra el cáncer de estómago.
Desde su interna situación actual, Aberto Noya ha enviado reiterados mensajes de afecto y recordación a los aranzacitas. Afirma en uno de ellos, que su sueño es regresar a Aranzazu a ofrecer una obra infantil con la que busca seguir generando conciencia en la comunidad infante del país.
La voraz enfermedad hoy hace mellas en si vida e integridad, pero la experiencia enguerras existenciales anteriores le dota a Alberto de una resistencia sobrehumana y de un ánimo que le hace único en su estilo.
EL CALDENSE
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Foto | EL CALDENSE |
El primer payasito de la televisión colombiana, apremiado por una fuerte y duradera amistad, puso sus pies sobre Aranzazu (Caldas). Gracias fiel asistencia de Gerardo Cardona, un pastor adventista nacido en Aranzazu, se desplazó a la población caldense después de salir de una lucha incansable, El Bronx de Bogotá: "El infierno sobre la tierra". Aranzazu se convirtió en un refugio para el artista, allí emprendió un camino espiritual y, dado esto, el cristianismo se convirtió en su esperanza y protección.
A todo Aranzazu, autoridades civiles, ecleciásticas, administrativas, a los hermanos en Cristo... ¡Los quiero mucho! | Albero Noya "Tuerquita".
Noya cultivó en la pequeña comarca una infinidad de amistades. Los aranzacitas le rodearon de calor y afecto, las instituciones le brindaron un apoyo desinteresado y le abrieron sus puertas para darle continuidad a un proyecto social que ha sido ha convertido en su oficio durante los últimos años.
Hace breves meses, Alberto Noya comenzó a sentir algunas dolencias en su estómago, en un primer momento esas indisposiciones no generaron alarma, ni en él, ni en su familia. Tuerquita continuó con su vida normal, dejando de lado cualquier achaque.
Las dolencias se fueron incrementando gradualmente y con esto las preocupaciones. Parecía por momentos que el ocaso de Tuerquita estaba más cerca, y que la muerte al fin comenzaba a ganarle la batalla. Tuerquita retomó su residencia en Bogotá para escudar su salud en un tratamiento médico. Hasta estos días, el personaje público ha permanecido parte de sus sufridas horas en el Hospital del Tunal, y allí emprendió una lucha contra el cáncer de estómago.
Desde su interna situación actual, Aberto Noya ha enviado reiterados mensajes de afecto y recordación a los aranzacitas. Afirma en uno de ellos, que su sueño es regresar a Aranzazu a ofrecer una obra infantil con la que busca seguir generando conciencia en la comunidad infante del país.
La voraz enfermedad hoy hace mellas en si vida e integridad, pero la experiencia enguerras existenciales anteriores le dota a Alberto de una resistencia sobrehumana y de un ánimo que le hace único en su estilo.
EL CALDENSE
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