En Bogotá, y pese a sus primeros deseos periodísticos, Salazar comprendió que debía transitar en otro sentido.
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Foto | Cortesía |
El 30 de mayo de 1959 Bertha Restrepo de Salazar dio a luz, en Aranzazu, a Manuel Salazar Restrepo que ya a sus 13 años, y habiendo apenas terminado primero de bachiller, abandonó la pequeña comarca para abrirse paso entre las montañas del centro del país para llegar a la capital de la república, posiblemente por algunos caprichos familiares. Ya en el mounstro capitalino, Salazar emprendió un proyecto periodístico, que en un primer momento no pasaba de la lectura rápida de un par de diarios y de una admiración discreta por el aranzacita Daladier Osorio, voz que se divulgó por las frecuencias de TODELAR y que dio institución a la radio comercial del país.
"Cuando estaba en Aranzazu, a mi me gustaba leer "El Aviso Parroquial" y el periódico "El Católico" pero nunca me imaginé que yo iba a ser periodista", comenta Salazar acerca de sus inicios en el arte de informar. A pesar de los breves acercamientos de Manuel con el mundo del periodismo, ya se iba sembrando en su corazón una semilla que daría frutos realmente productivos. Dejando de lado una primera y pasajera convicción de ser médico, el aranzacita comenzó a hacerle buenos ojos al periodismo deportivo influenciado por el profesionalismo de Javier Giraldo Neira, el experimentado comentarista manizaleño. La vida tampoco quiso que fuera ese su destino.
"Yo había oído a Giraldo Neira en Aranzazu en un programa que se llamaba estadio y multitudes. Yo me acuerdo que yo quería ser como él".
En Bogotá, y pese a sus primeros deseos periodísticos, Salazar comprendió que debía transitar en otro sentido. Estudió periodismo en la Escuela Superior Profesional Inpahu y en 1986 fue solicitado por El Grupo Radial Colombiano para cubrir los pormenores del aeropuerto. De esta, podría decirse que fue la primera experiencia profesional periodística de Manuel Salazar, a quien amigos y cercanos llaman "Manolito".
En la misma área de cubrimiento, aeronáutica, el periodista acometió una nueva parte de su vida como periodista de Caracol Radio, la emisora nacional que no ha abandonado hasta los días que corren. Su permanencia en la poco convencional sección informativa del medio fue breve. El célebre periodista Darío Arizmendi, aquel que recientemente abandonó la dirección de Hora 20, le requirió que cubriera todas las eventualidades noticiosas de la capital de Colombia, "Comencé a cubrir todo lo que pasaba en Bogotá, cuando el alcalde era Jaime Castro. De Jaime Castro hasta hoy he cubierto todos los alcaldes de Bogotá, tuve simplemente como unos paréntesis".
Bogotá no significó para Salazar una frontera informativa, otras latitudes del país fueron destino del periodista, "Yo estuve cubriendo todo el proceso de paz en el Caguán. Estuve allá por meses. También hice cobertura de la Casa de Nariño". Manolito asumió también, por aproximadamente 2 años, la redacción nocturna del medio radial sin abandonar el cubrimiento de la fría y monstruosa capital.
Pese al apego, cariño y permanencia de Salazar a Caracol Radio, el reportero fijó miras a dotarse de cierta independencia y hoy dirige su propio noticiero de radio en "Minuto de Dios" y de manera paralela oficia su profesión en el prestigioso "Canal Capital".
El gran esfuerzo que durante su vida ha impreso el periodista a su noble oficio ha rendido algunos frutos simbólicos. Caracol Radio le concedió, en el 2007, un premio que fue resultado de una encuesta entre periodistas de la emisora, el reconocimiento le posicionó como el mejor periodista de Caracol Radio en el país. Posteriormente el Concejo de Bogotá le concedió la Orden de Servicios a Bogotá por su invaluable aporte a la ciudadanía. Y más recientemente, se le concedió el Premio Álvaro Gómez Hurtado, premio también creado por el Concejo de Bogotá
De manera paulatina Manuel Salazar Restrepo se ha ido convirtiendo en una institución del periodismo capitalino, su trasegar en la reportería le ha dotado del reconocimiento y cariño bogotano. Hoy, prescindir de sus servicios periodísticos, para cualquier medio, sería impensable.
No olvida sus raíces y afirma que ama y se siente orgulloso de su pueblo, "cuando me preguntan de donde soy, no hablo de manizales, hablo de Aranzazu. Me siento orgulloso de Aranzazu porque allá nacieron mis papás y mis hermanos".
EL CALDENSE